Celos enfermizos.

Roberto era un joven muy bueno y trabajador que tenía una novia muy bonita, pero el tenía un defecto era demasiado celoso, a toda hora quería saber dónde se encontraba tanto eran sus celos enfermizos que se ponía a espiarla en todos lugares, fue tanto su desconfianza que perdió el trabajo por estar cuidándola.

Seguido tenía pleitos con su novia pues miraba cosas donde no había nada, un día la joven se dio cuenta que Roberto la seguía ella se detuvo molesta y le reprocho sobre la confianza y el amor que ella le tenía, él le pidió perdón y le juro que jamás volvería a pasar, se humillo e hizo todo lo posible para que la joven lo perdonara, aquella mujer noble y de buen corazón lo perdono con la promesa de no volverlo a hacer, él se fue a su casa y se encerró en su cuarto y se puso a pensar arrepentido las cosas de su novia y pensó en la belleza de su novia y los muchos pretendientes que tiene, quizá solo me hable de esas cosas para que no le reproche, comenzó a maquinar ideas malas de su novia, se levantó de su cama a maldecir, quiso hacer lo que fuera por saber la verdad, en eso una risa tétrica y gutural le pregunto que estaría dispuesto a dar por saber la verdad? A lo que el con temor pero cegado por los celos le respondió, estoy dispuesto a lo que sea por saber la verdad, la voz volvió a preguntar, ¿estás seguro? Roberto asimilo nuevamente y le dijo, toma lo que quieras pero dime la verdad, aquel ser lo tomo de la cabeza y Roberto comenzó a ver cosas y vio a su novia caminando rumbo a su trabajo, saludaba gustosa a sus amigos y les contaba lo maravilloso de su relación y esperaba entusiasmada que Roberto le pidiera matrimonio y vivir felices juntos, a Roberto se le lleno la cara de felicidad, pero a aquel ser les dijo, bueno Roberto ya yo cumplí con mi parte del plan, ahora me toca a mí lo que Roberto no supo es que aquel ser se cobró con el alma de su amada y Roberto quedo arrepentido de haber desconfiado tanto, hizo un trato cegado, sin conocer los términos.